Con gran concurrencia de toda la comunidad de la UNA, transcurrió el segundo día del Congreso Latinoamericano de Folklore y Congreso Universitario Internacional de Tango en la sede del Departamento de Folklore de la UNA, Sánchez de Loria 443.
Esta segunda jornada combinó diversos espacios de intercambio de saberes, incluyendo el abordaje de la investigación artística, el folklore como campo disciplinar, y de agendas específicas como la interculturalidad en las infancias y el feminismo villero.
Esta segunda jornada combinó diversos espacios de intercambio de saberes, incluyendo el abordaje de la investigación artística, el folklore como campo disciplinar, y de agendas específicas como la interculturalidad en las infancias y el feminismo villero.
Con una energía renovada, después de la intensa jornada inaugural, desde muy temprano el Departamento de Folklore abrió sus puertas para continuar y profundizar los debates que atraviesan a los Congresos Latinoamericano de Folklore y Universitario de Tango Argentino.
Desde los ejes Nuevas/os creadoras/es e investigadoras/es, Folklore y planteos teórico-metodológicos y Folklore e identidades, una treintena de participantes presentaron una serie de trabajos que da cuenta de la amplitud y especificidad del campo disciplinar; así como de las tensiones que desafían al campo académico en su relación con las artes populares. El volumen y calidad de trabajos postulados para esta edición obligó a continuar su exposición durante la tarde, momento en el que también comenzaban los talleres que caracterizan a los Congresos en su heterogeneidad de dinámicas.
En este plano, tres ámbitos propusieron un abordaje práctico-teórico sobre temas como el canto popular en sus posibilidades de vocalización, la traducción entre las dinámicas escénicas y de salón en el tango, y el abordaje de las infancias desde el arte en la perspectiva intercultural. En estas propuestas participaron tanto docentes de la casa -como Casiana Torres, y Guadalupe Fleitas- como integrantes de los elencos del Departamento, como el caso de Froyamel Corro, y también de docentes externos, como Paola Fontana, Graciela Mendoza, Sonia López y Alejandra Castiglioni, a su vez integrantes del colectivo Interculturalidad e Infancias.
Los Congresos se vuelven, así, también un espacio de vinculación con otros colectivos e instituciones, como sucedió con la Escuela de Artesanías de Berazategui, cuya comunidad educativa compartió avances e inquietudes en la mesa Hacedores de expresiones estéticas identitarias: espacios en Berazategui. Al igual que en la primera jornada, se destacó la participación activa de las, los y les asistentes en cada una de estas actividades.
Como en cada jornada, la tarde se convirtió en el momento en que el patio Walter Barrios congregó a la comunidad, en torno a la propuesta de la Compañía de Tango de la UNA. Dirigida por el maestro Ruben Suares, con dirección artística de Ignacio González Cano y Nicolás Shell, presentaron dos duetos correspondientes al repertorio 2023 del elenco: Flor de lino y Nada. Como corolario, presentaron la puesta grupal Homenaje a Piazzolla, que se desprende de Persecuta, la pieza audiovisual producida y generada por el elenco, sobre la que se trabajó en la última actividad de la jornada, centrada en la investigación artística desde el enfoque de las danzas populares.
En este último momento de la jornada, Mariano Zozaya y Matías Rodogno compartieron los aprendizajes de un proceso de “una investigación cualitativa atravesada por el sentimiento” en torno a la obra de Andrés Chazarreta. Poniendo en valor las coordenadas situacionales de la tarea de investigación, contaron que el contexto en el que trabajaron fue el de un estado atravesado por la pandemia. En ese momento de ausencia de corporalidades, lograron construir un método combinando la investigación, la reflexión y la puesta en escena, desde una ética orientada a “no agotar la energía solo en la reflexión”, una ética del hacer. Concibiendo la danza folklórica como un canal para compartir, identificaron algunos desafíos puntuales para los artistas de la danza, incluyendo la cuestión ineludible de las relaciones laborales y las condiciones de empleabilidad.
Complementando esta mirada sobre los desafíos para la investigación en artes, Ignacio González Cano. “Nacho” compartió el proceso de registro de Persecuta. Este se dio no solamente en el contexto pandémico -en el que filmar Buenos Aires, ciudad-puerto que engendra el tango, también era narrar visualmente la distopía-, sino también en el del centenario de Piazzolla, nacido en 1921. En esa encrucijada temporal, se concibió esta obra, en la que el cruce de una persona corriendo por Puerto Madero con el Monumento al Bandoneón desencadena una secuencia mágica, en la que Ástor comienza a aparecer desde diferentes lugares de la ciudad. El análisis retrospectivo sobre ciertas decisiones estéticas en tanto aciertos fundantes interpeló a las, los y les asistentes, para disparar un diálogo en el que enfatizó la relevancia de que quienes ejercen las artes se perciban como “un eslabón más de la cadena del conocimiento” rompiendo los límites de la noción de entretenimiento y de la función de generar productos (libros, obras, etcétera). La pregunta sobre la búsqueda, el propósito, inundó el auditorio.
En suma, esta segunda jornada de los Congresos sumó tiempo para pensarnos, jugar, desafiar ciertos lugares comunes en torno a la producción y análisis de las artes populares, y seguir construyendo comunidad en torno al folklore, su conocimiento, actualización y divulgación.
Desde los ejes Nuevas/os creadoras/es e investigadoras/es, Folklore y planteos teórico-metodológicos y Folklore e identidades, una treintena de participantes presentaron una serie de trabajos que da cuenta de la amplitud y especificidad del campo disciplinar; así como de las tensiones que desafían al campo académico en su relación con las artes populares. El volumen y calidad de trabajos postulados para esta edición obligó a continuar su exposición durante la tarde, momento en el que también comenzaban los talleres que caracterizan a los Congresos en su heterogeneidad de dinámicas.
En este plano, tres ámbitos propusieron un abordaje práctico-teórico sobre temas como el canto popular en sus posibilidades de vocalización, la traducción entre las dinámicas escénicas y de salón en el tango, y el abordaje de las infancias desde el arte en la perspectiva intercultural. En estas propuestas participaron tanto docentes de la casa -como Casiana Torres, y Guadalupe Fleitas- como integrantes de los elencos del Departamento, como el caso de Froyamel Corro, y también de docentes externos, como Paola Fontana, Graciela Mendoza, Sonia López y Alejandra Castiglioni, a su vez integrantes del colectivo Interculturalidad e Infancias.
Los Congresos se vuelven, así, también un espacio de vinculación con otros colectivos e instituciones, como sucedió con la Escuela de Artesanías de Berazategui, cuya comunidad educativa compartió avances e inquietudes en la mesa Hacedores de expresiones estéticas identitarias: espacios en Berazategui. Al igual que en la primera jornada, se destacó la participación activa de las, los y les asistentes en cada una de estas actividades.
Como en cada jornada, la tarde se convirtió en el momento en que el patio Walter Barrios congregó a la comunidad, en torno a la propuesta de la Compañía de Tango de la UNA. Dirigida por el maestro Ruben Suares, con dirección artística de Ignacio González Cano y Nicolás Shell, presentaron dos duetos correspondientes al repertorio 2023 del elenco: Flor de lino y Nada. Como corolario, presentaron la puesta grupal Homenaje a Piazzolla, que se desprende de Persecuta, la pieza audiovisual producida y generada por el elenco, sobre la que se trabajó en la última actividad de la jornada, centrada en la investigación artística desde el enfoque de las danzas populares.
En este último momento de la jornada, Mariano Zozaya y Matías Rodogno compartieron los aprendizajes de un proceso de “una investigación cualitativa atravesada por el sentimiento” en torno a la obra de Andrés Chazarreta. Poniendo en valor las coordenadas situacionales de la tarea de investigación, contaron que el contexto en el que trabajaron fue el de un estado atravesado por la pandemia. En ese momento de ausencia de corporalidades, lograron construir un método combinando la investigación, la reflexión y la puesta en escena, desde una ética orientada a “no agotar la energía solo en la reflexión”, una ética del hacer. Concibiendo la danza folklórica como un canal para compartir, identificaron algunos desafíos puntuales para los artistas de la danza, incluyendo la cuestión ineludible de las relaciones laborales y las condiciones de empleabilidad.
Complementando esta mirada sobre los desafíos para la investigación en artes, Ignacio González Cano. “Nacho” compartió el proceso de registro de Persecuta. Este se dio no solamente en el contexto pandémico -en el que filmar Buenos Aires, ciudad-puerto que engendra el tango, también era narrar visualmente la distopía-, sino también en el del centenario de Piazzolla, nacido en 1921. En esa encrucijada temporal, se concibió esta obra, en la que el cruce de una persona corriendo por Puerto Madero con el Monumento al Bandoneón desencadena una secuencia mágica, en la que Ástor comienza a aparecer desde diferentes lugares de la ciudad. El análisis retrospectivo sobre ciertas decisiones estéticas en tanto aciertos fundantes interpeló a las, los y les asistentes, para disparar un diálogo en el que enfatizó la relevancia de que quienes ejercen las artes se perciban como “un eslabón más de la cadena del conocimiento” rompiendo los límites de la noción de entretenimiento y de la función de generar productos (libros, obras, etcétera). La pregunta sobre la búsqueda, el propósito, inundó el auditorio.
En suma, esta segunda jornada de los Congresos sumó tiempo para pensarnos, jugar, desafiar ciertos lugares comunes en torno a la producción y análisis de las artes populares, y seguir construyendo comunidad en torno al folklore, su conocimiento, actualización y divulgación.
