Fallecimiento de Manuela Sáenz, Heroína y “Libertadora del Libertador”

Fallecimiento de Manuela Sáenz, Heroína y “Libertadora del Libertador”

El Departamento de Folklore rinde homenaje a Manuela Sáenz, heroína en la historia de la América independentista.
El 23 de noviembre, se cumplen 166 años del fallecimiento de la heroína de la Guerra de Independencia, Manuela Sáenz, reconocida como la “Libertadora del Libertador” por el propio Simón Bolívar, una de las patriotas que se destacó por su lucha, valentía y compromiso por la libertad de América siendo participe activa y protagónica en la batalla contra el imperio español.

No ha sido fácil para la historia de la América independentista incluir en su nómina de próceres el nombre de Manuela Sáenz dado que en aquel entonces el papel de las mujeres, tal como lo presentaba la tradición, se reducía a tareas como la confección de uniformes y banderas, a ser acompañantes de los ejércitos o cocineras y, en el mejor de los casos, enfermeras, e incluso espías. Casi nunca se reseñaron otras actividades: guerrilleras, líderes y dirigentes, consejeras, capaces de opinar y desenvolverse en las intrigas políticas, como ocurre con la ecuatoriana Manuela Sáenz.

Sáenz se convertió en una de las activistas principales ya que realizaba reuniones en su casa y las disfrazaba de fiestas, actuaba de espía, investigaba y pasaba información. Tuvo una destacada carrera militar. Influyó tenazmente para que el batallón realista Numancia se cambiara a las filas patriotas, por reunirse constantemente con patriotas peruanos para avivar el fuego de la revolución.

Por su heroico accionar el General San Martín, luego de haber tomado Lima con sus milicianos y proclamando su independencia en 1821, la condecoró con la “Orden de Caballeresa del Sol”, insignia republicana.

En 1824 aconteció la Batalla de Junín, tomando parte activa de esta importante contienda por la emancipación peruana. Por su destacada actuación ella fue ascendida a “Capitán de Húsares”.

Manuela conoció a Simón Bolívar una noche, en un baile, luego de que éste llegase de liberar a Venezuela y Colombia, ambos se enamoran y ella se convirtió desde entonces en compañera de luchas, consejera política, amante y en una aliada clave en los esfuerzos revolucionarios siendo que lo ayudó de todas las formas posibles. Salvó su vida en el asalto que sufrieron en el palacio de San Carlos en Bogotá en 1828. Por ello, desde entonces fue conocida como “Libertadora del Libertador”. Por su conducta ejemplar, Bolívar pidió se le concediera el grado de “Coronel del Ejército Colombiano”.

Tras la muerte de Bolívar (1830), es desterrada a Jamaica y, más tarde, a Perú, sobreviviendo en el puerto peruano de Paita vendiendo dulces y tabaco, falleciendo durante una epidemia de difteria el 23 de noviembre de 1856, en Paita.

Su cuerpo fue incinerado, sus cenizas depositadas en una fosa común y, en julio de 2010, los restos simbólicos de Manuela Sáenz fueron trasladados al Panteón Nacional de Venezuela, Caracas, lugar donde reposan los del Libertador Simón Bolívar.

La historiografía del siglo XIX se encargaría de omitir la presencia de esta y otras mujeres en las guerras de la independencia, así como el papel que le correspondió en la construcción de las nuevas repúblicas. Sin embargo, la historiografía independentista latinoamericana contemporánea en el siglo XX se vio en la necesidad de reconocerla como una gran heroína, líder de la gesta libertaria de Ecuador, Colombia y Perú, considerada un símbolo del feminismo en América Latina y una de las grandes defensoras de la independencia de los países sudamericanos, como así también, una de las más destacadas y avanzadas defensoras de los derechos de la mujer.
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