Día de los/as bailarines/as folklóricos/as

Día de los/as bailarines/as folklóricos/as

13 de septiembre

En el marco del día de los/as bailarines/as de Folklore, Rubén Suáres y Candelaria Torres, bailarines y docentes de la Unidad Académica de Folklore, comparten el escrito de esta efeméride elaborada especialmente para este día.
“El paisano del sur es un hombre que monta a caballo, y que hace largas galopeadas. Por las noches él conversa con las estrellas.
Ese hombre cuando danza, abre los brazos como un ave que va a levantar vuelo.
Ese hombre, es el hombre del sur.” Santiago Ayala (1)

 
Día de los/as bailarines/as folklóricos/as
En homenaje a Santiago Ayala, “El Chúcaro”, en el año 1998, mediante un proyecto de ley, se declaró el 13 de septiembre, el Día del Bailarín Folklórico.

La vida de Santiago Ayala, fue un reflejo de entrega y vocación hacia la danza folklórica. Nació en el barrio San Vicente de la ciudad de Córdoba el día 16 de octubre de 1918. Aprendió a leer recién a los 12 años, cuando su abuela Clara lo llevó a la escuela por primera vez, pero prontamente recuperó el tiempo perdido y se transformó en un lector voraz. Años más tarde, ya convertido en el más grande bailarín folklórico de la Argentina, expresó: “Para ser un buen bailarín y un buen coreógrafo, hay que leer mucho”.

Hasta los 17 años, trabajó en el campo como alambrador, hasta que un buen día, al ver la película “Las Luces de Buenos Aires”, donde dos zapateadores de la compañía de Don Andrés Chazarreta (Pedro Jiménez y José Rodríguez), participaban ejecutando un malambo, se le despierta la vocación de bailarín folklórico. Esto, lo llevó a visitar Buenos Aires y a perfeccionarse en esta disciplina.

Con apenas 20 años, decidió dejar su tierra natal y probar suerte en la gran capital, en una época donde crecía la ola del folklore nacional, con el surgimiento de movimientos de música nativa y escuelas de danzas. En esos primeros tiempos, comenzó a trabajar de caricaturista para sobrellevar los costos de su nueva vida citadina, y es ese el momento en el que decide adoptar el sobrenombre de “El Chúcaro”.

A lo largo del tiempo fue trabajando con varias compañeras; - “En 1941 lo llaman del Tabaris y debe incorporar una compañera de baile para lo cual eligió a Rosita una porteña de Palermo”- (Latour de Botas 2008). (2)

En 1945, conoce a la bailarina española Dolores Román con la que decide probar suerte, y así nace su primera compañía de baile, a la que llamaron “El Chúcaro y Dolores”.

Con un increíble control corporal de movimientos y disciplina constante, pronto se hace evidente que el joven bailarín es toda una promesa en las danzas folklóricas, y va construyendo una próspera carrera, llevando nuestros los bailes criollos por todo el país, como así también a distintas partes del mundo. Con su compañera Dolores, realiza giras por Latinoamérica y viajan juntos a España, donde se radican por un tiempo.

Además de su talento para el malambo y su labor en la composición coreográfica, fue actor de teatro a las órdenes de Elías Alippi y Enrique Muiño.

También realizó numerosos trabajos para el cine y la televisión, entre ellos: “Gaucho” (1942), “Donde comienzan los pantanos” (1952), “Las zapatillas coloradas” (1952), “Cosquín, amor y folklore” (1965), “La novela de un joven pobre” (1968), “Argentinísima” (1972) y “Tango bar” (1987).

En el año 1953, conoce a la que sería su compañera de por vida; Norma Viola, con la que conformó una dupla de trabajo magnífica e inseparable. Juntos fundan ese mismo año, la Compañía de Arte Folklórico, y conforman la pareja de bailarines que revoluciona el concepto de danza folklórica escénica, en nuestro país.

La compañía de Arte Folklórico fue creada con el objeto de convertir las danzas folklóricas y populares, en un elemento de inspiración artística. Pronto se llamará Ballet Folklórico Argentino, y más tarde Ballet Popular Argentino.

Palabras de Norma Viola:
“Santiago Ayala no tenía lo que se llama una formación, pero sí unas ideas estéticas brillantes, había viajado mucho y conocido artistas muy interesantes -José Limón, entre otros -. También tenía un oído musical fantástico. Al Chúcaro le interesaba trabajar con argumentos: historias, leyendas, costumbres, tradiciones. En un solo día me contaba veinte argumentos de posibles ballets. Le interesaba mucho la historia. Nos encontrábamos en los cafés para trabajar, después recorríamos las librerías de la calle Corrientes a buscar material. Yo, por mi parte, estaba en la búsqueda de nuevos movimientos. Muchas veces él me decía: No te bandiés Normita, no te bandiés...” (3)

Ambos crearon un estilo de danza inspirado en fuentes populares, con una particular interpretación adornada con matices en busca de un lenguaje propio. El resultado de esa alianza artística, fue un repertorio deslumbrante, que se desarrolló a lo largo de cuatro décadas.

Desde los años '40, Santiago Ayala se reuniría con casi todos los presidentes argentinos, con la intención de lograr la creación de un elenco de danzas folklóricas en la esfera de los Organismos Estables del Estado. Fue muy amigo del general Juan Perón, a quien había conocido cuando era coronel. Ya siendo presidente mantuvo un contacto estrecho con él, pero recién durante la presidencia de Raúl Alfonsín, en 1986, fue aprobada la Ley Nº 23.329 que dio origen al Ballet Folklórico Nacional de Argentina, cuya reglamentación llegó tres años después.

El Ballet Folklórico Nacional debuta, el 9 de julio del año 1990, en el Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires.

De las más de 160 obras que Santiago Ayala y Norma Viola crearon juntos, alrededor de 30 están hoy vigentes en el repertorio del Ballet Folklórico Nacional y es la gran herencia que el legendario cordobés dejó, después de décadas de emprendimientos.

Santiago Ayala dirige este Ballet junto a su compañera Norma Viola, sin dejar de bailar y enseñar, hasta que cumplió 70 años.

Cinco años más tarde, muere el 13 de septiembre de 1994. Sus restos fueron llevados a Cerro Colorado, Córdoba, a compartir el espacio celestial con su entrañable amigo Atahualpa Yupanqui.
Santiago Ayala “El Chúcaro”, será recordado como el gran bailarín, maestro y coreógrafo del arte folklórico argentino.

“Don Santiago Ayala y Norma Viola Fueron poetas que hablaron con el lenguaje de los giros y las destrezas para recitar las hermosas leyendas, costumbres y tradiciones de nuestra cultura.
Fueron verdaderos pintores de las emociones. Diseñaban una luna y danzaba bajo su luz, en conmovedora sencillez, una pareja campesina, un duende y un ángel encendido por el fuego de su danza criolla.” Ramón Navarro (4)


Referencias bibliográficas:
(1) Acebal, Ricardo. Radio Nacional Folklórica. (Reportaje) Año 1986
(2) Durante, Beatriz (coordinación) Historia General de la danza en la Argentina. Pag. 360. Fondo Nacional de las Artes. Año 2008.
(3) Falcoff, Laura. Suplemento espectáculos: Artistas y Compañía; Norma Viola, El chúcaro era brillante. Año 1998. https://www.clarin.com/espectaculos/chucaro-brillante_0_rkBQWyWAtl.html
(4) Guillen, Juan Cruz. Antes y después, Santiago Ayala “El Chúcaro” y Norma Viola. Balletin Dance Ediciones. Año 2009.
(5) Revista Folklore. La vida del Chúcaro Contada por él mismo. En diálogos con León Benaros. Año 1962.
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