En el Día de la Independencia, el Departamento de Folklore de la Universidad Nacional de las Artes, celebra lo que fue un acto soberano y colectivo, en el que un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en una declaración, su intención de poner fin a siglos de dominio colonial español.
A continuación, las palabras de Diego Mora:
“Seamos Libres, lo demás no importa
¿Por qué es importante seguir recordando el 9 de julio de 1816?
Arturo Jauretche nos explica, en su libro Política Nacional y Revisionismo Histórico, que no es posible comprender el presente sin comprender el pasado. Esa separación analítica entre un tiempo que ya concluyó y otro que 'está siendo' es necesaria para entender ciertos fenómenos sociales... tan necesarios como lo es poder comprender los hilos que unen los hechos del presente, con los que ocurrieron aún tantos años atrás.
En la historia los acontecimientos tienen múltiples causas, pero siempre tienen un sentido: ocurren cuando 'deben' ocurrir; o sea, cuando se alinean voluntades, o cuando se resuelven disputas en un determinado modo que los produce. La Independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica es entonces un proceso histórico que tiene estos dos hitos: la formación de un gobierno criollo en 1810 (en un momento de extrema debilidad de la monarquía española) y su definitiva independencia política en 1816, cuando Fernando VII, repuesto en su trono, se disponía a reclamar los territorios americanos de vuelta para la corona.
El 25 de mayo y el 9 de julio, que aunque en los actos escolares se los tome como fechas separadas, son desde el 'continunm histórico' parte de un mismo proceso que dio nacimiento a un nuevo estado. En esos actos estas fechas son ineludiblemente recordadas, muchas veces de manera monótona y repetitiva, a modo de inculcar un hábito, pero no una reflexión. Este mecanismo es tributario de lo que el revisionismo histórico ha llamado 'La Historia Oficial'. La misma, que se ha sido enseñada por décadas en las escuelas, que ha sido reproducida por textos académicos o de divulgación y repetida en los medios de comunicación, se ha dedicado a ocultar cuáles eran las disputas de aquellos tiempos, cuáles eran los intereses en juego y los debates que hubo que saldar para declarar definitivamente la independencia.
Ha ocultado las propuestas que buscaban con más ahínco la integración de los distintos sectores sociales (las 'castas' de la ex colonia, como indígenas, gauchos, pardos, morenos y esclavos libertos), proyectos encarnados en figuras como Moreno, Castelli, Belgrano, Artigas y San Martín. Que a su vez eran también quienes proponían mayor grado de igualdad política, reparto de la tierra y de desarrollo interno de la economía. Ha ocultado también que este proceso tuvo su ineludible capítulo sudamericano, ya que como San Martín supo entender, el destino de esa nueva nación estaba (tal y como sigue estando ahora) atado a la posibilidad de independizar al continente sur entero, no solamente del poder político de España, sino también del poder económico británico.
En definitiva, esa 'Historia Oficial' buscó contarnos un relato aséptico, lineal y sin conflictos, cuyo objetivo era (y sigue siendo) no mostrar los intereses en juego, tanto en el pasado como en el presente, justamente haciendo su propia Política de la Historia (Jauretche 2006: 16): evitar que se puedan identificar con claridad los intereses que buscaron desde el origen un proyecto de país para unos pocos y no una nación con igualdad interna, e integrada a un proyecto continental emancipador.
Pero la historia es conflicto (lucha de clases dirían algunes); o al decir de Don Arturo: 'la historia es la política del pasado, y la política es la historia del presente' (Jauretche 2006: 77). Entonces conocer nuestra historia nos permite comprender, no solamente cuáles fueron los intereses y las disputas en juego en cada momento clave de nuestro pasado como nación, sino también cuáles son esas mismas disputas en cada uno de las coyunturas críticas del presente (o el pasado reciente). Ayudándonos a entrever lo qué está en juego en cada momento histórico. Que no es ni más ni menos que la dicotomía entre los privilegios que unxs pocxs han conquistado a lo largo de los años a costa del sufrimiento de las mayorías, o el empoderamiento de estas últimas por un proyecto de soberanía, igualdad y libertad real.”
Bibliografía
“Seamos Libres, lo demás no importa
¿Por qué es importante seguir recordando el 9 de julio de 1816?
Arturo Jauretche nos explica, en su libro Política Nacional y Revisionismo Histórico, que no es posible comprender el presente sin comprender el pasado. Esa separación analítica entre un tiempo que ya concluyó y otro que 'está siendo' es necesaria para entender ciertos fenómenos sociales... tan necesarios como lo es poder comprender los hilos que unen los hechos del presente, con los que ocurrieron aún tantos años atrás.
En la historia los acontecimientos tienen múltiples causas, pero siempre tienen un sentido: ocurren cuando 'deben' ocurrir; o sea, cuando se alinean voluntades, o cuando se resuelven disputas en un determinado modo que los produce. La Independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica es entonces un proceso histórico que tiene estos dos hitos: la formación de un gobierno criollo en 1810 (en un momento de extrema debilidad de la monarquía española) y su definitiva independencia política en 1816, cuando Fernando VII, repuesto en su trono, se disponía a reclamar los territorios americanos de vuelta para la corona.
El 25 de mayo y el 9 de julio, que aunque en los actos escolares se los tome como fechas separadas, son desde el 'continunm histórico' parte de un mismo proceso que dio nacimiento a un nuevo estado. En esos actos estas fechas son ineludiblemente recordadas, muchas veces de manera monótona y repetitiva, a modo de inculcar un hábito, pero no una reflexión. Este mecanismo es tributario de lo que el revisionismo histórico ha llamado 'La Historia Oficial'. La misma, que se ha sido enseñada por décadas en las escuelas, que ha sido reproducida por textos académicos o de divulgación y repetida en los medios de comunicación, se ha dedicado a ocultar cuáles eran las disputas de aquellos tiempos, cuáles eran los intereses en juego y los debates que hubo que saldar para declarar definitivamente la independencia.
Ha ocultado las propuestas que buscaban con más ahínco la integración de los distintos sectores sociales (las 'castas' de la ex colonia, como indígenas, gauchos, pardos, morenos y esclavos libertos), proyectos encarnados en figuras como Moreno, Castelli, Belgrano, Artigas y San Martín. Que a su vez eran también quienes proponían mayor grado de igualdad política, reparto de la tierra y de desarrollo interno de la economía. Ha ocultado también que este proceso tuvo su ineludible capítulo sudamericano, ya que como San Martín supo entender, el destino de esa nueva nación estaba (tal y como sigue estando ahora) atado a la posibilidad de independizar al continente sur entero, no solamente del poder político de España, sino también del poder económico británico.
En definitiva, esa 'Historia Oficial' buscó contarnos un relato aséptico, lineal y sin conflictos, cuyo objetivo era (y sigue siendo) no mostrar los intereses en juego, tanto en el pasado como en el presente, justamente haciendo su propia Política de la Historia (Jauretche 2006: 16): evitar que se puedan identificar con claridad los intereses que buscaron desde el origen un proyecto de país para unos pocos y no una nación con igualdad interna, e integrada a un proyecto continental emancipador.
Pero la historia es conflicto (lucha de clases dirían algunes); o al decir de Don Arturo: 'la historia es la política del pasado, y la política es la historia del presente' (Jauretche 2006: 77). Entonces conocer nuestra historia nos permite comprender, no solamente cuáles fueron los intereses y las disputas en juego en cada momento clave de nuestro pasado como nación, sino también cuáles son esas mismas disputas en cada uno de las coyunturas críticas del presente (o el pasado reciente). Ayudándonos a entrever lo qué está en juego en cada momento histórico. Que no es ni más ni menos que la dicotomía entre los privilegios que unxs pocxs han conquistado a lo largo de los años a costa del sufrimiento de las mayorías, o el empoderamiento de estas últimas por un proyecto de soberanía, igualdad y libertad real.”
Bibliografía
- Jauretche, A. (2006) Política Nacional y Revisionismo Histórico. Buenos aires: Corregidor.
- Chumbita, Hugo (2017) Bosquejo de Historia Argentina. Buenos Aires: CICCUS