Conmemoración del fallecimiento de Rodolfo Kusch

Conmemoración del fallecimiento de Rodolfo Kusch

Palabras de Claudia Baracich, Docente del Departamento de Folklore

El Departamento de Folklore rinde homenaje, en un nuevo aniversario de su fallecimiento, a Rodolfo Kusch.
El 30 de septiembre de 1979 fallece en Buenos Aires Rodolfo Kusch, antropólogo y filósofo argentino. Fue el más grande pensador que tuvo el Movimiento Nacional en la década del setenta.

Kusch tuvo la lucidez de comprender que un pensamiento americano no podía gestarse a partir de las filosofías europeas, sino que debía partir del pensamiento popular mismo, al que estudió y examinó con ferviente atención: desde su teatro de los años cuarenta hasta sus estudios de las culturas indígenas llevados a cabo en arduos caminares por México, Perú y Bolivia. Supo ver que ese sustrato indígena pervivía en el hombre urbano, y supo también exponer ese inexcusable mestizaje de lo americano en libros que serán siempre obras de renovada iniciación para todos.

A continuación las palabras de Claudia Baracich, Docente del Departamento de Folklore:

“Hace unos meses recordábamos a Rodolfo Kusch en el centenario de su nacimiento, hoy volvemos a recordarlo en el día de su fallecimiento.

Su pensamiento se desarrolla en una época marcada por genocidios dolorosos, la modernidad que se acaba y la ciencia que avanza; un tiempo caracterizado por certezas e incertidumbres marcadas por otras construcciones culturales, con pretensiones de universalidad.

Es Rodolfo Kusch el filósofo americano que nos invita a pensar América desde América, a pensar-nos arraigados, enraizados en el territorio, constructores de una identidad propia que nos define a través de la geocultura.

 
'Entonces la consistencia de mi vida no radica sólo en la parte de mi entidad que emerge del suelo, y que se interna en lo “universal”, sino necesariamente también en lo que está sumergido en el suelo' (La Cultura como Entidad. Geocultura del Hombre Americano, pág.115)

Su propuesta reside en no dejarse atrapar por lo universal como única posibilidad de conservación, sino transitar por el suelo compartido, asumiendo lo ancestral, lo negado, lo no racional para poder ser, acentuando el estar como condición de lo posible, porque 'la cuestión es la danza propia'.
 
'Es que detrás de toda cultura está el suelo' (Geocultura del Hombre Americano, pág. 24)

Esta invitación a pensar-nos y a pensar nuestra identidad nos enlaza con las manifestaciones folklóricas de la Matria Grande, que lejos de quedar cristalizadas en el pasado, nos impulsan a construir una mirada situada, donde lo popular no es solamente una voz, es pensamiento, es silencio, grito, movimiento, palabra, que es vigente, creativa, arraigada, sostenida por la historia colectiva, la memoria, los vínculos, los mitos y los ritos, las luchas, los triunfos y las derrotas que nos hacen ser quienes somos, porque es el pueblo el que efectiviza su cultura a través del gesto cultural.

Se hace necesaria desde nuestra actividad académica, la construcción colectiva, de una mirada y un pensar de 'entrancia', no de 'saliencia'. Y por eso, 'de entrañas, no de máscaras'.

Mientras que las academias globalizadas deslegitiman, descalifican, invisibilizan, a través de jerarquizaciones sociales, los saberes de “los otros”, debemos asumir la posición donde se legitime y visibilice el saber otro americano y la posibilidad poderosa de esos otros (los indios y el pueblo). Para ello es imprescindible operar pensando con y en comunidad, para crear un nuevo mundo, es decir, hacer cultura, cultura de un pueblo que encuentra su sujeto.

 
'…cultura no es una entidad estática u objetiva, sino que es algo disponible, y que existe únicamente en cuanto un sujeto la utiliza. Cultura es sobre todo decisión' (Geocultura del Hombre Americano, pág. 123)

Rescatemos a los dioses innombrables, despertemos su ira, para ponernos de pie, junto al pueblo, donde reina la inquietud, habiendo renunciado a las seguridades de la ciudad y su pulcritud, para aventurarnos a tambalear, a danzar, a caer.
 
'Este miedo de ser primitivos en lo más íntimo - de que nos salga el indio un poco hediento, no obstante, nuestra firme pulcritud, comprende también el temor de que no se nos aparezca el diablo, los santos, dios o los demonios. Y sentimos desamparo porque nuestra extrema pulcritud carece de signos para expresar este miedo' (América Profunda, pág. 15)

Cambiemos lo lineal, lo establecido por lo circular americano
 
'como una sístole y diástole del hecho puro de vivir: por un lado, el despliegue de la acción, por el otro simultáneamente una manera de regresión hacia la fuente para saber el fundamento de todo el proceso, o sea el de estar, no más, en una instalación socializada asumida en la ingenuidad del juego'. (Esbozo de una Antropología Filosófica Americana, pág. 139).

El mundo moderno, a través de la colonización, trató de destruir la condición de lo posible que otorga el estar, pero las culturas invisibilizadas desde la resistencia, a través de sus ritos y su trasmisión oral, permitieron que la cosmología ancestral perdurara hasta el presente.

Se tratará entonces de construir un estar académico situado, sin sucedáneos, y atrevernos a negar esa “imposición” de parecernos a Europa o EEUU, desarrollando un pensamiento propio, con un decir propio.

¿Seremos capaces de transitar el camino de la negatividad y la sustracción, según el pensamiento kuscheano, para ser, desde nuestro espacio, generadores de teoría, de institucionalidad, de expresiones estéticas, de representaciones religiosas, de filosofía, de rituales populares, desde lo colectivo y para todos?

¿Seremos capaces de rescatar la alternativa americana?

 
'De que un silencio vacío ronda nuestro saber, lo prueba el hecho de que, en el mundo moderno, no obstante, el saber acumulado, no sabemos. (…) Lo señala el exceso de teoría, la abundancia de soluciones y la violencia desatada. Todo esto es el símbolo de la silenciosa mudez de nuestro saber culto, que ha perdido el contacto con su contenido. Es que nuestro silencio no es el del pueblo. Detrás del silencio popular, y de su decir cualquier cosa, hay una verdad que rige su combinatoria y que nosotros perdimos' (Esbozo de una Antropología Filosófica Americana, pág. 67)

¿Nos transformaremos en buscadores de sentidos en los que se instala la vida de lo colectivo?
 
'El sentido profundo de la cultura está en que ésta puebla de signos y símbolos el mundo. Y que este poblamiento es para lograr un dominio en el mundo a los efectos de no estar demasiado desnudo y desvalido en él' (Geocultura del Hombre Americano, pág. 117)

En este momento la lectura de Rodolfo Kusch nos empuja a sumergirnos en la búsqueda de sentido, tensionados entre el arraigo y el emergente, transitando los signos y símbolos de Nuestra América.”
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